Las
energías renovables han constituido una parte importante de la energía
utilizada por los humanos desde tiempos remotos, especialmente la solar,
la eólica y la hidráulica. La navegación a vela, los molinos de viento o
de agua y las disposiciones constructivas de los edificios para
aprovechar la del sol, son grandes ejemplos de la utilización de estos
recursos.
Hacia
la década de años 1970 las energías renovables se consideraron una
alternativa a las energías tradicionales, tanto por su disponibilidad
presente y futuro garantizado (a diferencia de los combustibles fósiles
que precisan miles de años para su formación) como por su menor impacto
ambiental en el caso de las energías limpias, y por esta razón fueron
llamadas energías alternativas. Actualmente muchas de estas energías son
una realidad, no una alternativa, por lo que el nombre de alternativas ya
no debe emplearse.
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